CONDENADO A LA EXTINCIÓN


Con frecuencia escuchaba hablar sobre un tipo al que metieron a la cárcel hace como 12 años. Es –o era– amigo de un conocido que, cada que me lo topaba, mencionaba la anécdota de “su amigo que está en el bote” como si fuera lo más interesante que le hubiera sucedido en la vida.

Al encarcelado yo lo conocía “de oídas”, como dicen, debido a la mala fama que tenía cuando era morro (y porque esta ciudad no deja de ser un rancho en el que la mayoría de las personas se conocen).

El susodicho era el típico adolescente clasemediero que iba a las fiestas de quince años a hacérsela de pedo a los chavitos que “se le quedaban viendo feo”. Era el vato mayor que iba a ver a su novia a la prepa acompañado de una bola de amigos malandros que buscaban pleito nomás por buscar pleito, y era también el que se robaba la pistola que escondía su padre en un cajón y la sacaba por la ventana del copiloto para asustar a los conductores.

Todo esto fue hace años; antes de que Monterrey se convirtiera en la triste ciudad temerosa y asolada por el crimen que es ahora. Digamos que en aquella época se habían sembrado las semillas de la nefastez pero todavía no se cosechaban sus frutos.

Hubo un tiempo algo prolongado en el que no supe nada de esta persona, hasta que me enteré –por los medios y el conocido que lo idolatraba– que lo habían metido a la cárcel. A “La Grande”. A Almoloya.

Nunca supe bien a bien por qué fue que lo encerraron. La nota en los periódicos locales de aquel día decían que el tipo había matado a un reconocido –y fraudulento– abogado, al que habían encontraron maniatado y con un tiro en la cabeza dentro de la cajuela de su lujoso coche, abandonado en una brecha en donde ahora hay un fraccionamiento con residencias de clase media alta.

Sus allegados –o quienes decían conocerlo– aseguraban que "él sólo vendía drogas y robaba coches” (¡ah, menos mal!), pero que lo habían inculpado "para no culpar" a quien en verdad había cometido el asesinato del jurista. Se decían muchas cosas, pero nadie decía en realidad nada; todas eran historias a medias y teorías que pretendían blanquear algo turbio, pero a mí la verdad me tenía sin cuidado. Confieso que incluso la noticia de su encierro me dio mucho gusto, por la famita de hijo de puta que se cargaba. Fue algo así como que "tranquilizante".

Y pues resulta que el fin de semana me topo con el cabrón éste que siempre presumía a “su amigo el que está en el bote” y me platica que lo liberaron hace un par de meses (si estás leyendo esto, por favor no vengas a matarme, snif).
Me entero también que ya tiene un trabajo como “contratista” en una constructora "de renombre" (pero nadie sabe en cuál). Quesque es "el contacto” entre la constructora y el gobierno para “proyectos grandes” (pero nadie dice qué proyectos). Me entero que irá al Mundial de Brasil 2014 de vacaciones y que trae una camioneta de modelo reciente.

Me entero de todo esto y no comprendo nada. No comprendo cómo un tipo que no tiene carrera universitaria y pasó más de una década encerrado en una prisión de máxima seguridad mexicana, acusado de asesinato, consiga trabajo así de fácil, mientras millones de personas que han llevado vidas honestas batallen para conseguirlo; y, si es que lo consiguen, por lo general son trabajos culeros con salarios de mierda. ¡Y este güey ya hasta al Mundial se va a ir! Increíble que en dos meses hizo lo que nadie hará en años. Pero bueno...

Y me caga que cuando pido explicaciones concisas, precisamente porque no entiendo nada –y hasta me indigna que suceda esto–, nadie las da. Cuando pido respuestas creíbles, nadie las tiene. Todos se tragan la historia "de éxito" de que salió de la cárcel y se puso a trabajar honradamente con "los contactos que hizo estando encerrado" y "los programas del gobierno para ex reos". Puras verdades a medias con tintes fantásticos transmitidas por interlocutores que parecen actuar con secretismo.

Parecería que no es de mi incumbencia, pero en verdad necesito una explicación. La necesito porque de eso depende la permanencia de muchos. Que me digan cómo opera esto. Una respuesta razonable y sincera; que se hablen al chile para al menos no sentirme tan mal. Porque ante estos casos de "éxito", hasta incompetente y huevón se siente uno. Necesito algo para comprender lo que le espera en el futuro a las personas como yo en una sociedad como la actual: podrida, corrupta, carente de valores y de disciplinas artísticas; donde apremian al más inculto, al más incívico, al más despiadado y a quien se mueve en terrenos pantanosos.

En el fondo conozco la respuesta. Sé la explicación. Pero es aterrador conocerla. Es aterrador porque te das cuenta que individuos como tú y como yo, en sociedades como ésta –y según la teoría evolutiva de Charles Darwin–, están condenados a la extinción.

CORTESÍA DE KAVRIEL

< entrada anterior 

blog comments powered by Disqus

Colaboraciones

Nombre

Correo electrónico *

Mensaje *

© Hasme el Chingado Fabor. All Rights Reserved.