En el
reino animal, el alfa es el miembro de la comunidad que tiene mayor rango y es
seguido y respetado por todos. Tanto el macho como la hembra pueden ser alfas,
según la especie. No obstante, cuando coloquialmente hablamos de macho alfa nos
referimos al hombre, joven y no tan joven, poderoso, masculino, líder: el gallo
del corral.
Dominante
y viril, el macho alfa posee los atributos que tradicionalmente se le han
atribuido a la masculinidad --vigor, control, potencia, sexualmente atractivo,
es aguerrido, fuerte, rudo -- y constantemente se jacta de ello. Nada puede
destruir su coraza de hierro ("acero para los barcos" dice el saber
popular) y todo lo quiere conquistar y dominar. Se ufana de lo que él considera
sus innumerables atributos de macho. Atributos que, sin lugar a dudas,
son admirados por las damas.
Por
supuesto, no o todos los hombres gozan del privilegio de ser el rey de la
jungla, Por si alguno de ustedes todavía no sabe si su rol en sociedad se
acerca más al de John Wayne o al de Ricky Martin, aquí van los nueve signos
irrefutables de que NO eres un macho alfa:
1. Le
dejas pagar la cuenta. El macho alfa provee de sustento a la manada, y no hay
discusión que valga. Si ella, en un ataque de autonomía, liberación femenina,
equidad de género o lo que chingado sea, pretendiera en un caso remoto pagar la
cena, el macho alfa, tranquila y serenamente, acercaría hacia sí la
cuenta y, con una mirada tajante y voz firme, diría: "De esto me encargo
yo". Fin del asunto.
2.
Nunca te disculpas, ni cuando estas equivocado. Un macho alfa no tiene
complejos, absolutamente ninguno. En consecuencia, no tiene ningún problema en
pedir perdón o en reconocer un error. Pide perdón como un hombre, y sabrás que
estás entre los machos más machos.
3.
Adulas a los líderes y buscas su aprobación. El macho alfa es el líder. La
única aprobación que necesita es la suya propia. Si eres un lamewebos con
alguno de tus amigos, probablemente el macho alfa de la manada sea él.
4.
Chismorreas. Un macho alfa jamás chismorrea: no necesita de los defectos de los
demás para resaltar sus virtudes. Él es un tipo duro sin necesidad de
comparación, un Mufasa impertérrito que no necesita compararse con nadie. Si
criticas constantemente las virtudes de tus pares, lo siento, no eres un macho
alfa.
5.
Experimentas las emociones con intensidad, te turbas. Al macho alfa nada le
sienta mal. De hecho, nada le sienta. Nada. Es una especie de ciborg que sabe
mantener sus emociones a raya. Ya puede llegar ella a confesarle entre lágrimas
que anoche participó en una orgía multitudinaria, El macho alfa solamente
fruncirá el ceño, apurará el cigarrillo, mirará hacia abajo y tirará la colilla
al suelo con total indiferencia. Porque él es un macho alfa, y maneja sus
emociones. Para pasional, ya está ella.
6. No
sabes conducir. El macho alfa conduce, y conduce bien. Conduce coches y motos,
porque le encantan los coches y las motos, y nunca, nunca tiene accidentes,
porque sus reflejos son sobrehumanos y su determinación lo es aún más. Cuando
da marcha atrás, apoya su mano derecha en la pierna de la novia del momento y
gira el volante sólo con la izquierda. Arranca sin miedo y en todos los
semáforos se cuela hasta adelante. Si vas en metro, andando o en bici, tenlo
claro: no eres un macho alfa.
7. Te
afeitas a diario, te untas cremas. El macho alfa es heterosexual. Es muy
heterosexual. De manera que, aunque limpio --estamos en el siglo XXI-- el macho
alfa tiene un poco de guarro. Ni cremas ni afeitado total. No obstante,
existe la versión macho alfa moderno, ese montón de testosterona enfundada en
un traje de chaqueta y con una barba de tres días que parece espontánea pero
que el interfecto ha estado recortándose frente al espejo del baño. Varonil y
rudo (por la barba) pero elegante y sexy (por el traje). Si te untas cremas,
llevas bufanda, te afeitas siempre y vistes normal, definitivamente no eres un
macho alfa.
8. No
ligas o ligas con esfuerzo. El macho alfa es ese vórtice en que todas las
mujeres del mundo confluyen: él gusta simplemente entrando por la puerta, y no
tiene que hacer nada --más que ser rudo, barbudo, firme-- para ligar. Si tu
vida cotidiana no es como un anuncio de Axe hecho realidad, olvídalo, no eres
un macho alfa.
9. No
bebes, no fumas. El macho alfa fuma y, por supuesto, bebe. Whisky solo. De un
trago si es necesario. Si eres amante del ron con coca cola o --Dios te libre--
del Malibú con coco definitivamente no eres un macho alfa.
Quienquiera
que no responda al patrón de macho, quien no sea un león que sólo con pasearse
con la mirada altiva y la melena al viento obtenga lo que desea, tampoco
debe alarmarse pues aún le queda la opción de aprender del macho
alfa de su manada.